Tu compañía no puede rugir afuera si por dentro no canta ni pío. Analizamos cómo se comparten objetivos, cómo se motiva y cómo fluye la información para asegurarnos de que tus colaboradores entiendan hacia dónde apunta la espada.

Que tu público externo —clientes, prospectos, aliados— entienda tu propuesta de valor al segundo uno, sin perdernos en palabrería rimbombante y hueca. Aquí es donde entra el storytelling bravío, la persuasión, planeación estratégica, y todos esos ángulos que transforman a la marca y la organización en una bestia imponente pero encantadora.

Esto no es flor de un día. Con el servicio de consultoría en iguala mensual, me convierto en tu aliado (o tu maldita consciencia, como quieras verlo) para mantener el rumbo y hacer ajustes pertinentes. Cada mes revisamos resultados, planeamos acciones y refinamos la narrativa que se graba en la mente —y las tripas— de tu audiencia.

Atención: esto es distinto a la consultoría. Aquí nos reunimos (presencial o remoto) para impartir talleres intensivos donde tu gente aprende a montarse de lleno en la comunicación —escritura persuasiva, narrativas entrañables, estrategia efectiva, contenidos hipnotizantes— y a domar a su mercado sin desgastarse en el rodeo.

· Son intervenciones puntuales para enseñarle a tu equipo lo esencial (y a veces lo no tan esencial, pero igual de jugoso).

· Gozan de fechas y objetivos concretos, tipo “una tarde intensiva”, o varios días de entrenamiento según los temas a trabajar.

· Terminan con tu gente lista para encarar la vida real y replicar lo aprendido sin necesitar a un consultor de cabecera (aunque ya sabes: a veces la muleta extra nunca sobra).